Con gran paciencia es que los panaderos de antaño lograban cultivar sus levaduras naturales. Mezclando las cantidades justas de agua y harina, amasando prolijamente y dejando que el tiempo haga su trabajo, alcanzaban el punto exacto, casi mágico, en el que la fermentación da vida a un pan suave y aromático.
En La Panetteria seguimos ésta misma tradición. Las masas madre tiene vida propia. Y en nuestro laboratorio cumplimos con dedicación la tarea de conocerlas y cuidarlas, respetando sus tiempos, sin apuros, y dejando que cada una llegue a su plena madurez, para que pueda ofrecernos el mejor pan posible.
Es simplemente así: pan natural, hecho en casa, con paciencia, dedicación y amor.